Os enviamos un pequeño articulo de nuestro amigo y colaborador ManoloR, que nos ayuda a responder a la pregunta:

¿Cómo diferenciar a los machos de las hembras de perdiz?

 "Aprovecho este mensaje para adjuntaros un pequeño texto que va dirigido, sobre todo, a aquellos incipientes cuquilleros que afortunadamente han caído en las redes de la cuquillería pura y a los que les cuesta diferenciar, cuando son pollos, a los machos de las hembras. Espero que os pueda servir de ayuda...."

Existen muchas diferencias para distinguir a los machos de las hembras, entre otras estarían las siguientes:

  • Cabeza: la cabeza de la hembra suele ser abellotada, de menor tamaño, así como su pico que es más rectilíneo y de menor grosor. Las cejas son menores en grosor y longitud comparados con las del macho. El ojo del macho es algo mayor y los de aquella son más vivaces, inquisidores y penetrantes.
  • Pico: mucho más fino en las hembras, de menor grosor y además la curvatura final no es tan pronunciada.
  • Cuello: las plumas del collar, no suelen estar tan bien “espurreadas” ó “chorreadas” y son de menor tamaño y longitud que las que tiene el macho. 
  • Volumen: son de menor tamaño, más bajas y con tendencia a ir algo agachadas en su caminar. En cambio el macho adopta la postura de ir andando erguido, encrestado a veces y con ciertos aires de desafío.
  • Plumas: las plumas laterales llamadas espejuelos, o habas, son más pequeñas, con unos colores no tan vivos como los que adorna la figura del macho. Patas: los dedos en las hembras son más cortos, sobre todo el dedo central, que delata su sexo. No suelen presentar espolones aunque a partir del segundo año los adquieren, pero suelen ser pequeños y rudimentarios. Otras veces solo lo desarrollan en la pata izquierda. Las patas en los machos, o cañas, presentan muchas veces los espolones, que dependiendo de su formación, grosor y ocupación determina su pureza genética, pues los criados en granjas son desproporcionados y en ocasiones, exagerados. La longitud de la caña en la hembra es menor, con tendencia, con el paso de los años, a desarrollar menos escamas y por lo tanto son menos llamativas.
  • Cantos: la hembra no piñonea, aunque las más viejas hacen una pobre imitación cuando en cautividad se les provoca .El comienzo y terminación en el canto de cañón es distinto, ya que aquella no marca los tiempos, canta de corrido, sin el timbre, modulación, ni el reposo de los machos. El curicheo, o dar de pie, no suele emplearlo y si lo hace es rápido, atropellado, sin cadencia. Así mismo no emplea otros registros sonoros exclusivos de los machos como es el claqueo.
  • Comportamiento: es más esquiva, huidiza, bronca y desconfiada. En los puestos del reclamo despliega todos los mecanismos de defensa de los que está dotada para su supervivencia. El macho, por naturaleza, es más agresivo, pero también más noble y no tan observador como aquella. 

Cuando criamos un bandillo se les ve que son más vivaces, más nerviosas, y así cuando les administramos el verde diario son las últimas en acercarse a disfrutar de tan suculento festín. En fin, existen otras muchas diferencias para distinguirlos, pero las reseñadas son las más generales, las que quizás nos puedan ayudar, en un primer momento, en su diferenciación.

A pesar de todo, acordaros de aquello que os decía en una anécdota, en el libro del reclamo que ya muchos conocéis:

“Amigo Vicente ya he salido de dudas….tienes un pollo “único”, pero es algo rarillo, ya que cantar, canta….como macho…pero….poner… pone como…hembra”.


Un cordial saludo.
---MANOLO R.---